Todo lo que uno hace en la vida consume energía que proviene de algún lugar, esto es algo fundamental en la naturaleza del universo. Esta es la característica clave que hace de Bitcoin un sistema viable y le confiere seguridad.
- TIM NIEMEYER
- 12 DE ENERO DE 2024
¿Alguna vez has mirado las estrellas y pensado que todo en el universo parece estar conectado? El famoso inventor e ingeniero Nikola Tesla pensaba que esta conexión tiene que ver con la energía, la frecuencia con que vibran las cosas y la forma en que se mueven. Yo también lo creo; nuestras percepciones de cada aspecto de la vida pueden percibirse como una transferencia de energía, una simple ecuación. Tomémonos un momento para ver las interacciones aparentemente aleatorias del mundo como su propia versión de una transacción de energía.
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Las siguientes analogías son diferentes maneras de ayudarnos a pensar en la energía, especialmente en cómo la usamos y compartimos, respetando también la sabiduría de la naturaleza. Luego, por supuesto, volveremos a ver la forma en que todo esto se relaciona con la comprensión de cómo Bitcoin encaja en… o me atrevo a decir “arregla”… esto.
Centrándonos en lo interno, la energía fluye de numerosas maneras. Para tener la energía necesaria para triunfar en el día a día, debo alimentar mi cuerpo con la cantidad necesaria de nutrientes. Las calorías son literalmente una unidad de energía en los alimentos. Últimamente he aprendido mucho acerca de los beneficios de comer proteínas de calidad (como carne y huevos), así como de los aspectos negativos de los alimentos procesados, los aceites de semillas, etc. La calidad de esta energía influye en la calidad de mis pensamientos y palabras porque somos lo que comemos, lo que afecta directamente a mi nivel de inflamación, así como a mi estado emocional. Mi abuelo siempre decía que “acostarse temprano y levantarse temprano hace a un joven sano, rico y sabio”. Me resulta difícil no ver todos esos atributos positivos como resultado de mantener un almacenamiento de energía.
En mis interacciones personales a lo largo del día, he llegado a un punto en mi vida en el que puedo visualizar cada conexión como una transferencia de energía.
Tim Niemeyer
Veo mi abrazo matutino con mi mujer y mis hijos como un generador de energía sinérgica; cada uno de nosotros se va más cargado emocionalmente gracias a ello. Cuando enseño a lo largo del día, necesito mantener mi energía alta para ser el catalizador, energizando las redes neuronales de mis alumnos a través de la transmisión de conocimiento y aprendizaje.
Escuchar música que resuene en mi interior durante la pausa para comer me ayuda a animarme. Sentir solidaridad con mis compañeros de trabajo envía ondas de energía, construyendo puentes de comprensión y empatía que nos ayudan a sobrellevar el día. Por supuesto, necesito mi dosis de dopamina de las redes sociales mientras camino por los pasillos. Estas pequeñas chispas de energía procedentes de personas a kilómetros de distancia nos conectan a la vez que amplifican su mensaje. Podría decirse que mejorar nuestra vida social es un intento de integrar el flujo de energía.
Con una visión más global, hemos aprendido a aprovechar las fuerzas y los recursos naturales y hemos canalizado esa energía para mejorar nuestro nivel de vida. Del fuego al agua, de la luz solar al petróleo, hemos comprendido los patrones rítmicos de las estaciones. Respetando el equilibrio de la naturaleza, podemos ver el intercambio continuo y armonioso de las fuerzas que dan vida a nuestro mundo. Hemos sido capaces de conceptualizar un método, aunque defectuoso, de transmitir valor abstracto en la forma tradicional actual del dinero. La economía tiene el potencial de rebosar movimiento e impulsar el crecimiento y la innovación en un ciclo dinámico de intercambio financiero. Incluso los gobiernos redirigen la energía en forma de impuestos y moral impuesta, dando forma a nuestro mundo de maneras profundas. En política y poder, cada decisión y política es como un interruptor que redirige la energía social, influyendo en la opinión pública y el comportamiento, un verdadero tira y afloja sobre la percepción pública. Desde este punto de vista, el objetivo de la sociedad es evolucionar hacia un reparto equitativo de la energía.
Bitcoin integra todo esto
Pero si estas analogías son válidas, ¿cómo encaja Bitcoin en el concepto de energía? Consideremos lo siguiente… Bitcoin integra el flujo de energía, mantiene el almacenamiento de energía y promueve la equidad al compartir la energía.
Imagine un río fluyendo suavemente, encontrando el camino más fácil cuesta abajo. Bitcoin, con su naturaleza descentralizada, actúa como este río, encontrando las formas más eficientes de transferir valor y energía por todo el mundo, sorteando las presas y obstáculos financieros tradicionales. Pero aquí viene lo interesante: la energía utilizada en el proceso de minería no se desperdicia. De hecho, se aprovecha y se le da un buen uso. Los mineros suelen establecer sus explotaciones en zonas con fuentes de energía abundantes y baratas, como centrales hidroeléctricas o captura de emisiones de gases de combustión. Esto significa que la energía utilizada para minar bitcoins es limpia y sostenible, reduciendo la huella de carbono asociada a las operaciones de minería tradicionales.
Así como una batería almacena energía, el suministro limitado de Bitcoin y su naturaleza digital lo convierten en un depósito para almacenar energía económica. Su valor, derivado de la energía gastada en la minería y de la confianza de sus usuarios, le permite retener energía a lo largo del tiempo, liberándola o absorbiéndola según lo exija el mercado. Esto significa que particulares y empresas pueden utilizar Bitcoin como forma de almacenar su exceso de energía. Por ejemplo, una compañía eléctrica puede convertir el exceso de energía en bitcoins y almacenarlos para su uso posterior, convirtiendo así su exceso de energía en un activo valioso.
En un mundo en el que los sistemas financieros suelen favorecer a los poderosos, Bitcoin emerge como un faro de justicia. Su libro de contabilidad transparente e inmutable garantiza que cada transacción quede registrada y pueda verificarse, promoviendo un intercambio de energía justo y equitativo. En los sistemas energéticos tradicionales, suele haber una autoridad centralizada que controla la distribución de la energía. Esto puede dar lugar a ineficiencias y desigualdades en el sistema. Sin embargo, con Bitcoin, la naturaleza descentralizada de la red garantiza que la energía pueda compartirse de forma más justa. Los individuos pueden intercambiar directamente su energía económica entre sí utilizando Bitcoin, evitando la necesidad de intermediarios y reduciendo los costos de transacción.
Bitcoin no reconoce fronteras, culturas ni prejuicios
Une al mundo bajo un único protocolo universal para el intercambio de energía, permitiendo a individuos de todos los rincones del planeta participar en un ecosistema económico compartido. A medida que vayamos aprovechando más fuentes de energía renovables y mejorando nuestras capacidades tecnológicas, Bitcoin estará preparado para integrar estos avances, evolucionando continuamente para canalizar los flujos globales de energía de forma más eficiente.
Desde los rayos del sol que impregnan nuestro mundo hasta la electricidad que ilumina nuestros hogares, pasando por la sensación de un cálido abrazo, el mundo puede percibirse como una compleja transferencia de energía. Si esto es así, ¿no deberíamos adoptar una tecnología que aproveche, democratice y respete el flujo de energía? De cara al futuro, reconozcamos el papel de Bitcoin en la creación de un mundo en el que la energía fluya libremente, se almacene de forma segura y se comparta de forma justa, dándonos a todos la posibilidad de participar en esta odisea de transformación energética.
Este artículo ha sido escrito por Tim Niemeyer. Las opiniones expresadas son exclusivamente suyas y no reflejan necesariamente las de BTC Inc o Bitcoin Magazine.
POR TIM NIEMEYER (traducido por 21MillonesBTC.com)