El Bitcoin es un activo difícil de valorar. Con muchos activos podemos considerar la corriente de flujos de efectivo futuros que el activo podría generar para respaldar una valoración. No es el caso de Bitcoin, ya que no genera efectivo.
Por supuesto, esta falta de flujos de efectivo ha llevado a muchos a concluir que el Bitcoin es una burbuja. Sin embargo, el oro tiene valor sin generar efectivo. Sí, se puede vender oro y recibir un pago, pero eso también es cierto en el caso de Bitcoin. Teniendo en cuenta esta dinámica, Timothy Peterson, en un artículo publicado en la revista Alternative Investment Analyst Review [ENG], presenta un novedoso enfoque para valorar el bitcoin teniendo en cuenta los efectos de la red.
Ley de Metcalf
El núcleo del argumento de Peterson es la ley de Metcalf. Se centra en los efectos de la red. Cuanta más gente haya en una red, más valiosa será. Por ejemplo, si usted fuera la única persona en Facebook o TikTok, no sería útil. Sin embargo, con miles de millones de usuarios en estos servicios son muy útiles.
Una dinámica similar ocurre con las transacciones. Por ejemplo, si vende una entrada para un concierto de Taylor Swift a una sola persona, puede que no consiga un buen precio, o ningún precio.
Sin embargo, si ofreces la entrada a cien personas es probable que encuentre un comprador interesado. Si la ofrece a millones de personas, como hacen los intercambios de entradas, es muy posible que consiga el máximo precio posible. Esencialmente, cuanta más gente haya en una red, más valiosa será ésta. Bitcoin puede considerarse una red.
Implicaciones De Bitcoin
¿Cómo afectan estos efectos de red a Bitcoin? En los primeros tiempos, para comerciar con él era necesario tener un monedero de Bitcoin. Ese no era un proceso indoloro, sólo unos pocos creyentes acérrimos lo hacían.
Incluso ahora, hay que utilizar varios servicios para comerciar con Bitcoin y, desde luego, aún no es algo totalmente generalizado. Por ejemplo, aunque las cosas están cambiando, no se pueden sacar Bitcoins de un cajero automático ni comprarlos en la mayoría de las cuentas de corretaje tradicionales sin pasar por varios aros.
Peterson afirma que podemos medir esto de forma relativamente efectiva a través del número de monederos de Bitcoin. Por ejemplo, a finales de 2011 solo había 369 monederos de Bitcoin y el precio rondaba los 2 dólares. Luego, en 2017, el precio de Bitcoin estaba en los miles de dólares con unos 20 millones de monederos. Hoy, con 60 millones de monederos de Bitcoin el precio está en las decenas de miles de dólares.
Por supuesto, no es tan simple, la oferta de Bitcoin también importa. Sin embargo, el principal impulsor del precio, siguiendo esta línea de pensamiento, es la ampliación de la red de propietarios de Bitcoin.
Correlación No Es Causalidad
También debemos tener en cuenta que, como en todo análisis estadístico, debemos ser cautos. El precio de Bitcoin ha explotado. Cualquier otra cosa que haya experimentado un crecimiento explosivo puede parecer una causa potencial del aumento de precio. Los monederos de Bitcoin son un candidato en este caso. Aun así, puede que no se trate de una relación causal. Sin embargo, la teoría es algo intuitiva y ha tenido mérito en otros campos.
Implicaciones
Este argumento sugiere que a medida que el Bitcoin se convierte en algo más común y más fácil de comerciar, su precio podría aumentar aún más.
Dicho esto, es interesante que Peterson encuentre que el precio de Bitcoin no siempre ha seguido la ley de Metcalfe. En 2013, el precio de Bitcoin se disparó más allá de lo que la ley de Metcalf sugería, y Peterson cree que esto puede haber sido una manipulación de precios en lugar de una dinámica más convencional de oferta y demanda.
A falta de otros baremos firmes para el valor de Bitcoin, quizá debamos observar la red. A medida que sea más fácil realizar transacciones en Bitcoin, o añadirlo a su cuenta de corretaje con la misma facilidad con la que puede añadir una acción, tal vez su precio siga subiendo. Aunque, por supuesto, esto es sólo una perspectiva del valor de Bitcoin. Por ejemplo, el efecto Lindy ofrece otra perspectiva interesante.